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::::: Historias :::::
Nota MDA: Con las propias palabras de Fernando, su historia...
25/07/2012
Es un tanto difícil poder expresar en letras tantos años de andanzas por las montañas de Argentina, sobre todo de mi Mendoza natal. Voy a intentar resumir estos más de 40 años con la montaña como principal luz en el derrotero de mi vida. Hoy con 58 años puedo decir que he “vivido” y disfrutado a pleno la montaña y este deporte tan especial que es el de recorrerlas. Una mezcla de aventura y descubrimiento y una escuela de vida que te forja y marca para siempre. Muchos de los actos de la vida serán o contendrán una impronta imborrable que uno cosechó a lo largo de estas andanzas entre picos y quebradas.
Tengo bien presente aquellos días de la infancia creciendo siempre con esa gran muralla hacia el oeste, siempre recortada en el horizonte y de una variada gama de azules y celestes, donde los blancos en los diáfanos días de invierno aparecían dándole un realce más importante a tanta extensión de montaña.
Recuerdo haber visto siempre esas montañas, tanto cuando jugaba de niño en aquella finca de la calle Sánchez en Colonia Segovia, como cuando nos aventurábamos a emprender largas idas en bicicleta y acercarnos a ellas, y eran nuestro punto de referencia. Nos mirábamos con los amigos de aquella infancia con tantas necesidades y tan rica en amigos, y decíamos, “ahí está el Oeste”, fácil era entonces marcar los puntos cardinales.
También supe amanecer con mi vista puesta en el Tupungato, una gran montaña nevada que asomaba al sur oeste, solo, siempre solo, y que tenía como marco, el contorno de mi ventana y ni hablar cuando aparecía la blanca cresta del Plata no bien nos alejábamos un poco al este y las grandes alamedas nos permitían ver su filosa cresta nevada… Cuantos sueños despertaban en mí esas dos montañas.
Pero fue recién cuando ingrese al colegio secundario que tuve mis primeros contactos con este deporte. Estando en Primer Año, conocí al instructor y guía del grupo de Scout del Colegio, el Sr. Carlos Pizolon y pronto me sume, no a los Scout pero si, a un grupo que salía a la montaña y asi pude hacer mi primer ascenso en el Cerro Arco (1950msnm) y ya en el segundo, pude alcanzar la cumbre del Alfalfar en San Isidro. Todo un logro, y también lo que sería una puerta de entrada a ese mundo de la Precordillera y donde pase más de 20 años haciendo ascensos y travesías que me llevaron a subir todos sus cerros, desde el Limite con la provincia de San Juan hasta Cacheuta en Mendoza, donde finaliza este Cordon Montañoso que tiene su origen en la Provincia de La Rioja. Aquí pase gran parte de mi vida, ascendiendo más de 200 de estas montañas.
... el secundario y la Universidad |
El secundario tránsito entre mis primeros ascensos en Precordillera y algunas andanzas por la Media Montana, en el cordon frontal o Cordon del Plata, donde Vallecitos hacia las veces de puerta de entrada a este otro mundo, rodeado de más de 15 picos por encima de los 5000 metros.
Pero entre los últimos años del secundario y los primeros de la universidad mi vida deportiva estuvo volcada mas al ski que al montañismo, siendo por aquel entonces Vallecitos mi casa entre Junio y Setiembre. Era una verdadera aventura el solo hecho de poder llegar hasta esas precarias pistas de ski, que para la época, eran toda una promesa para el desarrollo de los deportes de invierno en la Provincia. Pude ascender el San Bernardo (4500m), cuna de todos los montañistas, y también el Pico Franke (5000m), mi primer cincomil y el de muchos. Tengo que reconocer que la juventud y la noche me impidieron estar en las montañas un par de años: La noche y el andinismo no son buenos amigos, y ni hablar del alcohol y la madrugada.
En mi transito por la universidad conocí a Silvia Centeleghe y a Daniel Rodriguez. Creo que ellos me devolvieron el entusiasmo por subir montañas, aquí empecé a tomar otra dimensión de lo que a posteriori fuera el montañismo en mi vida. Cuando deje la universidad, conocí al maestro de muchos de los de mi generación: Domingo Álvarez. Fue él quien, entre fines de los setenta y comienzos de los 80, me llevo a la montaña y al CAM (Club Andinista Mendoza). Allí hice con él de Instructor del Curso de Iniciación al Montañismo, y también tuve la suerte de rodearme de grandes escaladores y montañistas que ha dado la Provincia de Mendoza, como son Alejandro Randis, Danielon Rodriguez, Lito Sánchez, Fernando Pierobon, Alfredo Vargas, y otros tantos que el tiempo y el trabajo hicieron que nos perdiéramos de vista. Y a los viejos montañistas que para entonces eran las autoridades del Club, como Fellinger, Rasquin, Rozas, Guimon, y otros tantos que ya no recuerdo sus nombres.
Esta fué una década de oro para nuestro montañismo y creo que la base de lo que hoy es el montañismo en Mendoza. Estos grandes amigos no solo me formaron sino que además fueron pioneros en muchos ascensos y logros tanto en el Cordon del Plata como también en Aconcagua y más aun, este grupo creo la Escuela de Guías de Montaña. No sé si fue la primera o la segunda en el País, pero fueron verdaderos artífices y pioneros de lo que a la postre sería una gran salida laboral para muchos, entre ellos yo.
los 80's | Los 80's fueron el verdadero despegue mío como montañes, ascendiendo muchos de los picos del Cordon del Plata, recorriendo de norte a sur y de este a oeste la Precordillera y animándome a ingresar al Mundo Aconcagua y sus alrededores. Pero lo más importante es que aquí encontré a mis amigos de la montaña para siempre… Eduardo D`Angelo, Jorge Barrera, Jorge Giaquinta entre otros y con quienes emprendí un sinfín de ascensos.
En 1985 fuí por primera vez, ascendiendo hasta Plaza de Mulas, con el fin de adentrarme a este mundo de la Alta Montaña. También volví ese mismo verano a ingresar al Parque pero por Punta de Vacas, conociendo asi las dos grandes vías de acceso a la Montaña más Alta de América.
Por otro lado, una mala elección de vida me llevo a aventurarme en el mundo del comercio y perdí muchas oportunidades, no sólo en lo que sabía hacer, sino que me dejo sin grandes ascensos a lo largo de un par de años. Aún recuerdo que muchas de las cumbres del Cordon del Plata, montañas de más de 5000 metros que requieren expediciones de 3 y hasta 4 días, las subíamos entre sábado a la tarde y domingo, regresando a casa a altas horas de la madrugada, muerto de cansancio y sabiendo que al día siguiente a las 8 había que ir al trabajo. Igual fui muy feliz haciéndolo, pero también tuve que sacrificar un poco a la familia, para entonces ya me había casado y en el 85 había nacido mi primer hijo.
Sin embargo en febrero de 1987, recién nacida mi segundo hija, alcanzaba con Jorge Barrera por primera vez la cumbre del Aconcagua. Tal vez aquí me recibía de Montañista, en aquellos tiempos haber subido el Aconcagua no te daba ningún créditol… eras un don nadie: Este es el precio por tener la montaña más alta del Continente Americano. Asi fué como con Jorge habíamos logrado ponerle un moño a tanto sacrificio subiendo los cerros de la Precordillera, los cuales además de proporcionarnos un excelente entrenamiento, nos daban la posibilidad de despuntar el vicio de subir, y muchos momentos de charlas, y transformándonos para entonces en unos referentes en aquellas montañas.
... En estos tiempos junto a Lito Sánchez y Jorge Giaquinta conquiste mi primer ascenso absoluto por una vía. Hicimos la Primera ascensión a la cara sur del Franke. También por entonces había conocido a Eduardo D`Angelo y el había logrado alcanzar al coloso de América en 1986, y decidimos empezar a salir juntos a la montaña, para no volvernos a detener en este derrotero hasta el día de hoy. Fué muy gracioso recordar porque empezamos a subir montañas juntos: El tenia a Jorge Giaquinta como compañero y yo a Carlos Tejerina, y siempre que nos encontrábamos sólo podíamos hablar de lo mal que nos había tratado el clima en las respectivas salidas, así decidimos empezar a salir juntos y desde entonces nunca más el sol dejó de estar presente en nuestras vidas… de montaña y ascensos, al parecer nuestros compañeros eran la “yeta”.
los 90's |
... A fines de los ochenta y comienzos de los noventa cuando con Eduardo D`Angelo nos animamos a salir de nuestra Mendoza para aventurarnos a un mundo lejano como es el Norte Argentino y donde por más de una década estuvimos viajando y subiendo montañas, aprendimos a amar y estudiar la Arqueología de Altura, e instruirnos sobre el Gran Imperio Incaico, recorriendo grandes tramos de su increíble vialidad. Aparecieron aquí gracias al Círculo de Montaña, un grupo de Arquitectos e Ingenieros de Buenos Aires que estaban trabajando en Mendoza y entre los cuales estaba quien hoy es uno de mis grandes amigos, Eduardo Sibulosky, quien además se sumo a Eduardo y a mí y comenzamos a viajar juntos por el Norte. Con el llegaron otros amigos de Buenos Aires como Eric y Dario y entonces el grupo se agrando y todos los años hasta el 2006 estuvimos subiendo, tratando de alcanzar las diez cumbres más altas de la Cordillera de Los Andes, en la porción de territorio Argentino. Hoy mi trabajo y la lejanía de mi nueva tierra, Salta, ha hecho que no podamos continuar subiendo montañas juntos pero sí que nuestra amistad sea perdurable en el tiempo, aun a la distancia.
La década del 90, fue sin duda la más fructífera en mi vida deportiva, porque alcance a terminar la Precordillera, con más de 200 ascensos, también culmine el Cordon del Plata alcanzando las cumbres de sus 15 picos de más de 5000 metros y también el icono de este Cordón, el Cerro Plata de 6010 metros. Muchos de ellos, los ascendí en varias oportunidades como el Franke, el Rincón, el Vallecitos, tanto en invierno como en verano. A esas alturas, con Eduardo, habíamos entablado una amistad inquebrantable, la que hasta hoy conservamos. Fué en esta época que también empecé con un trabajo de docencia incorporando a muchos médicos en la actividad y en la naturaleza, pero en especial en la montaña. Colaboraba con los cursos de iniciación al montañismo en el CAM y fuí el creador del “Senderismo” en dicha Institución, que al día de hoy el Guía Javier Robello ha desarrollado a la perfección, llevando cada vez más gente a caminar por la montaña.Pero no puedo dejar de mencionar a algunos médicos que “patearon” cerros conmigo durante muchos años, como mi gran amigo Gustavo Irusta, Luis Urdaniz, Pocho Sayavedra, Jorge Furst, Oscar Benito, Rolando Pronotto y seguramente algún otro que me estaré olvidando.
Más tarde llegaron otros grandes amigos y médicos, como Oscar Boiero y Jorge Arroyo. Hoy por hoy con Oscar seguimos alimentando sueños y desparramando aventuras toda vez que podemos por las montañas del Norte.
También en los 90's, reflotamos el Circulo de Montaña, una rama del Circulo Médico y con Constanza D`Angelo, la hija de Eduardo y Graciela Zakalik le pusimos “pilas” y empezamos a llevar “gente”, hasta que se formó una Expedición que terminó en los 2000 haciendo la anhelada cumbre del Aconcagua.
Así mismo, lo más significativo en ese tiempo, fué haber Guiado la Expedición Oficial del CAM al Cerro Aconcagua, en conmemoración del primer Centenario de su Ascenso (1897 por Mathias Zurbriggen).
Esta experiencia no solo me valió conocer un grupo bárbaro de personas como fueron Daniel Lafarge, Claudio Giallorenzo, Mariana Juziuk, Fede Indovina, Mirta Sarmiento (una de las mujeres que mas montañas ha subido en América), y otros chicos con los que disfruté tanto aquella experiencia inolvidable, sino empezar a ejercer y desarrollar un liderazgo que a la postre también me serviría en mi vida laboral, y obviamente más aun cuando me transformé en Guía de Montaña.
los 2000 |
En los 2000, llegaron otros amigos como Guillermo Almaraz, Dario Bracali y los nuevos que se sumaron a mi vida desde que vine a Salta como Rafa Kuhl, José Dib, Nico Pantaleón, Yayi Ramia, Cristian Vitry y Seba Hryzsan, han sido parte de mis ascensos en el Norte. Aun no había recalado en Salta, cuando junto a Dario Bracali ascendí el Llullaillaco en 2002 finalizando asi las 10 montañas de más de 6500m de la Cordillera de Los Andes.
Esta tierra tan rica y linda también me dió la chance de no solo encontrar montañas para subir, sino amigos para ganar y por supuesto con quienes subirlas. Aquí, en Salta, ascendí el Aguas Calientes, el Tuzgle y el Negro en la zona de San Antonio de Los Cobres, el Llullaillaco y el Socompa en la Cordillera del Límite, el Quewar en medio de la puna, el Macon cerca de la increíble población de Tolar Grande, el Acay y el San Miguel de la Poma, y también la gran y majestuosa cumbre, “Libertador Gral. San Martin”, en el Nevado de Cachi, y en los confines de la Puna entre Salta y Jujuy el Nevado de Chañi, la montañas más altas de Jujuy. Pero si realmente rescato un ascenso, es el que compartí con mis amigos Seba Hryzsan , Pancho Saa y Pepe De la Cuesta, el Volcán Zapaleri, el otro punto trifinio que tiene Argentina, el que nos une a Chile y Bolivia en las alturas.
En el 2009 con Eduardo D`Angelo y Oscar Boiero intentamos el Sajama en Bolivia, pero no pudimos con él, y un año después con Yayi Ramia y Seba Hryzsan lo intentamos de vuelta, alcanzandola y así vino un nuevo 6500 a la lista que había cumplido en territorio Argentino, la undécima.
Junto a una nueva Mujer, Magdalena y una nueva vida, en 2007 nos radicamos definitivamente en Salta y hoy con ella compartimos un hijo, Joaquín y aún muchos proyectos de montañas, no solo de Salta y de Argentina, sino también porque no, del Mundo.
Si algo me falto, sepan disculpar, la memoria por ahí falla, lo que no falla nunca es el corazón y los sentimientos, estos están radicados definitivamente en el alma, y esparcidos en las montañas, y en los amigos que me acompañaron siempre.
Fernando Santamaria
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